Juan Noguera
CNP: 22.732.
Aproximadamente a las 8 de la mañana de este domingo 20 de marzo (2016)
cientos de fieles de Puerto Ayacucho (Estado Amazonas-Venezuela) se
congregaron frente al viejo Hospital “José Gregorio Hernández”, a la
espera del inicio de los actos litúrgicos del Domingo de Ramos. Monseñor
Jonny Eduardo Reyes, se hizo presente en el lugar y presidió el acto
litúrgico de la bendición de las palmas. Una vez finalizada un grupo de
damas de la Asociación de María Auxiliadora entró a la zona de
hospitalización del hospital para distribuir palmas diseñadas en forma
de cruz.
Inmediatamente se dio inició a la procesión del Domingo de Ramos desde la sede del hospital hasta la Catedral de Puerto Ayacucho, la cual tuvo un recorrido de unos dos (2) kilómetros a lo largo de las avenidas 23 de Enero y Río Negro. Mientras se hizo el recorrido, se entonaron varios cantos entre los que se encuentra “Caminaré en presencia del Señor”, para esa manera conmemorar la entrada de Jesús a Jerusalén.
Una vez culminada la procesión gran
cantidad de fieles entraron a la Catedral para luego iniciarse la Misa
establecida de acuerdo a la liturgia del día. Monseñor Jonny Eduardo
Reyes presidió la Eucaristía utilizando el color rojo. En la liturgia
de la Palabra de este Domingo de Ramos se hace la lectura de la Pasión
de Cristo, tomada del Evangelio de Lucas. El relato es notable por su
sobriedad, aunque en ciertos puntos se deja ver la emoción contenida del
evangelista, llamando la atención del lector sobre la atrocidad que se
está cometiendo.
Los fieles de Amazonas escucharon con atención las diversas lecturas, entre ellas la primera llevada a cabo por la señora Yolanda Silva de Orozco. Pudimos notar en su conjunto grupos de fieles muy atentos a lo que ocurría en la Catedral de Puerto Ayacucho y con un grado importante de concentración y significado de las lecturas , la homilía y la oración de los fieles que busca pedir a Dios la posibilidad de un mundo donde se superen las dificultades y todo signo de maldad.
Una vez culminada la ceremonia se observó que la mayor parte de los fieles llevaba en su mano una o varias palmas que luego de ser bendecidas son llevadas a las casas donde las colocan en algún lugar privilegiado del hogar y las utilizan como un sacramental, es decir, como “signos sagrados con los que, imitando de alguna manera a los sacramentos , a través de los cuales se expresan efectos, sobre todo espirituales, obtenidos por la intercesión de la Iglesia” (Catecismo de la Iglesia Católica, 1667).
Inmediatamente se dio inició a la procesión del Domingo de Ramos desde la sede del hospital hasta la Catedral de Puerto Ayacucho, la cual tuvo un recorrido de unos dos (2) kilómetros a lo largo de las avenidas 23 de Enero y Río Negro. Mientras se hizo el recorrido, se entonaron varios cantos entre los que se encuentra “Caminaré en presencia del Señor”, para esa manera conmemorar la entrada de Jesús a Jerusalén.
Una vez culminada la procesión gran
cantidad de fieles entraron a la Catedral para luego iniciarse la Misa
establecida de acuerdo a la liturgia del día. Monseñor Jonny Eduardo
Reyes presidió la Eucaristía utilizando el color rojo. En la liturgia
de la Palabra de este Domingo de Ramos se hace la lectura de la Pasión
de Cristo, tomada del Evangelio de Lucas. El relato es notable por su
sobriedad, aunque en ciertos puntos se deja ver la emoción contenida del
evangelista, llamando la atención del lector sobre la atrocidad que se
está cometiendo.Los fieles de Amazonas escucharon con atención las diversas lecturas, entre ellas la primera llevada a cabo por la señora Yolanda Silva de Orozco. Pudimos notar en su conjunto grupos de fieles muy atentos a lo que ocurría en la Catedral de Puerto Ayacucho y con un grado importante de concentración y significado de las lecturas , la homilía y la oración de los fieles que busca pedir a Dios la posibilidad de un mundo donde se superen las dificultades y todo signo de maldad.
Una vez culminada la ceremonia se observó que la mayor parte de los fieles llevaba en su mano una o varias palmas que luego de ser bendecidas son llevadas a las casas donde las colocan en algún lugar privilegiado del hogar y las utilizan como un sacramental, es decir, como “signos sagrados con los que, imitando de alguna manera a los sacramentos , a través de los cuales se expresan efectos, sobre todo espirituales, obtenidos por la intercesión de la Iglesia” (Catecismo de la Iglesia Católica, 1667).
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